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Croacia, una perla de la naturaleza
- Actualizado: diciembre 11, 2021

J. A. SOLER / @jasoler65
Pocos rincones del mundo cuentan con un patrimonio natural como Croacia. Su riqueza aparece tanto por el litoral, con una costa plagada de islas, como en el interior con parques nacionales dignos de ver. Entre lagos y cascadas, emergen ciudades como Zagreb -su bella y animada capital-, Dubrovnik, Pula o Rovinj que ofrecen otros encantos.
Si hay una visita obligada en Croacia son los lagos de Plivitce. En el interior, a escasos kilómetros de la frontera con Bosnia Herzegovina, surge entre frondosos bosques un conjunto de lagos y cascadas que asombran a los muchos turistas que deciden darse una vuelta por Plitvicka Jezera, nombre en eslavo de este Parque Nacional de 294 kilómetros cuadrados declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
A unos 30 kilómetros del enorme parque natural existe otro punto de gran interés llamado Rastoke, centro histórico del municipio croata de Slunj, que también se le conoce popularmente como el pequeño Plivitce. Otro prodigio de la naturaleza en donde más de 50 saltos de agua atraviesan un pequeño núcleo urbano formado por molinos de agua con más de 300 años de antigüedad. Un viaje al pasado rodeado de belleza que, sin embargo, resultó muy castigado en la Guerra de los Balcanes.
La proximidad de Rastoke a Serbia provocó que esta zona se convirtiera en uno de los mayores campos de batalla del sangriento conflicto que tuvo lugar entre 1991 y 1995. De hecho, la gran cascada que atraviesa el núcleo urbano de Slunj fue dinamitada, arrasando una ciudad que tras la guerra fue restaurada completamente por lo que apenas quedan rastros del desastre bélico. No ocurre lo mismo en otros municipios cercanos en donde todavía quedan multitud de casas destruidas y otras muchas reconstruídas parcialmente para que sus habitantes puedan vivir bajo techo.
Dejando atrás los horrores de la guerra, Croacia muestra con orgullo su majestuosa costa dálmata. Desde Dubrovnik hasta la península de Istria, miles de islas escoltan un litoral único. Las cristalinas aguas del Mar Adriático se encargan de engalanar poblaciones como Opatija, cuna del turismo croata, Pula con su imponente coliseo romano o Rovinj, una perla de estilo veneciano que parece emerger del agua.
Zagreb, capital de Croacia (Hrvatska en eslavo) mezcla su origen medieval y la monumentalidad de su centro histórico con una animada vida en sus principales arterias. Y es que al igual que la costa, la región más próspera de la antigua Yugoslavia se viste de gala cada tarde. La pesadilla de la guerra quedó atrás. Quizás, por ello, los croatas viven el presente como si no hubiera futuro. Tienen un país lleno de maravillas que disfrutan todos los días. Algunos, en cambio, solamente unos pocos días, pero los suficientes para darse cuenta de que merece la pena volver.
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